Publicado el 19/02/2025
NARCISISMO Y SOCIALMEDIA VOL30Es curioso cómo cuando vemos a alguien grabándose en la calle, hablando solo y exagerando gestos, sentimos una vergüenza ajena intensa, pero luego ese mismo vídeo en redes nos parece más normal. También nos puede dar vergüenza, pero la relativizamos más. La diferencia es que en directo no solo sentimos incomodidad, sino que percibimos a la persona como ridícula, fuera de lugar, mientras que en redes, aunque pueda seguir pareciéndonos absurda, el formato suaviza la sensación y la hace más digerible.
La edición, la música y los cortes dinámicos ayudan a darle un contexto más acorde al tipo de contenido que consumimos a diario, pero si alguien nos parece ridículo, lo seguirá siendo, con o sin filtros.
También influye la ruptura de la realidad, porque cuando presenciamos el proceso de grabación se nos cae la ilusión, como si viéramos a un mago preparando su truco antes de hacerlo. Además, ser testigo y ser espectador son cosas distintas, en la calle nos sentimos parte de algo que no hemos elegido ver, mientras que en redes ya estamos en modo consumidor y, aunque algo nos incomode, no nos genera la misma sensación de rechazo.
A esto se suma el factor social, porque cuando estamos con alguien y presenciamos la escena solemos compartir la vergüenza ajena con miradas o comentarios, pero cuando lo vemos en redes no hay ese refuerzo externo y lo procesamos de otra manera.
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La cámara lenta del día.
Publicado el 03/09/2024
SOY YO, YO, YO Y DESPUES YO¿Por qué tanta gente siente la necesidad de compartir todo lo que hacen en redes sociales?
Para muchos, la necesidad de publicar cada aspecto de su vida en redes surge del deseo de validación o aprobación. Los "likes" y comentarios funcionan como una especie de refuerzo positivo que les hace sentir bien consigo mismos. Cada interacción actúa como una pequeña dosis de dopamina, lo que hace que sea difícil resistirse a seguir compartiendo.
Además permiten a las personas construir y mostrar una versión idealizada de sus vidas, una especie de escaparate digital donde todo parece perfecto. Esto puede estar impulsado por una tendencia narcisista, donde el objetivo es atraer la atención y destacar entre los demás. La búsqueda de esa imagen pública "perfecta" se convierte en una forma de autoafirmación, incluso si no se alinea completamente con la realidad.
Es una manera de competir con los demás, intentando demostrar que su vida es más interesante o emocionante. En muchos casos, la necesidad de compartir se convierte en un ciclo sin fin de comparación y competencia, donde lo que importa no es lo que realmente se vive, sino cómo se presenta al mundo.
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Los 10.000 pasos de la abuelita.
Publicado el 29/08/2024
COMO SIEMPRE NO ES QUE, ES EL QUIENEn un video reciente grabado en un 100 Montaditos de Mallorca, se ve una escena que, en otros contextos, habría generado un escándalo. Un hombre sale del local y es abordado por una mujer que, sin previo aviso, comienza a acosarlo. Al principio, el hombre sonríe, quizás pensando que es solo una broma. Pero a medida que la mujer se acerca más, su incomodidad se hace palpable. La situación se agrava cuando la mujer se quita la camisa, quedándose en topless y continuando con su espectáculo, mientras la gente alrededor aplaude y vitorea.
Lo curioso es cómo el público reacciona entre risas y gritos de ánimo, ignorando por completo el evidente malestar del hombre. Es inevitable preguntarse qué pasaría si los roles estuvieran invertidos. ¿Qué ocurriría si fuese un hombre quien realizara un acto similar hacia una mujer? Es probable que la reacción del público, e incluso de la sociedad en general, fuera muy diferente: de la risa se pasaría al rechazo, y el hombre se convertiría en el villano del día; El video abriría telediarios, los políticos exigirían medidas inmediatas, y el hombre probablemente terminaría en prisión.
Aun así, lo más desconcertante es imaginar qué sucedería si el hombre, harto de la situación, decidiera empujar a la mujer para liberarse de ella. Los mismos que la aplaudían probablemente cambiarían de tono, condenando la reacción del hombre por ser "excesiva" o "violenta". Todo esto deja un sabor agridulce y nos hace pensar en cómo ciertas conductas se normalizan o se minimizan dependiendo de quién las protagonice.
Es una escena que deja a uno sorprendido, y al mismo tiempo, cansado. Cansado de ver cómo la misma situación puede ser percibida de maneras tan distintas, dependiendo simplemente de quién esté en cada lado.
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La cámara lenta del día.
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